El por qué

"Yoga es esa conexión profunda con la parte de nuestro ser que no cambia"
Mi experiencia personal y la formación me han llevado a ver la necesidad de compartir los conocimientos sobre el dolor persistente (o crónico) y a trabajar desde esta perspectiva.
Las más de 500h de formación con la Escuela Internacional de Yoga (EIY) me han ayudado a seguir en movimiento y a conocerme mejor.
Por ejemplo, la formación en mindfulness y meditación me reveló la importancia de indagar en las partes que rechazamos de nosotros mismos, de la sociedad, etc.
El yoga restaurativo me enseñó el valor de soltar el cuerpo, de parar y relajarse, así como de dejar de luchar contra la gravedad y conseguir el apoyo completo sobre el suelo (esencial para librarse del dolor persistente).
Me enseñaron a acompañar con el yoga y la meditación, conectando con nuestra parte más humana. Y afianzaron la idea de que el movimiento consciente puede ser a la vez simple y poderoso.
La experiencia de practicar movimientos sencillos, suaves y pasivos, automasaje, del fluir entre posturas simples, etc. me ayudó, y me ayuda a librarme de la rigidez, a acceder al descanso reparador para recuperar la energía y a convivir con el dolor cuando surge.
Y el descubrimiento del Fisioyoga de Carolina de la Peña, a través del cual me sigo formando, amplía aún más la variedad de movimiento que ya tiene el Yoga. Derriba barreras innecesarias de protección, desafía, fortalece.
Son experiencias que me han servido para vivir los procesos de enfermedad (entre ellos, el primer episodio que viví de la enfermedad de Beçet que me diagnosticaron) y otros procesos vitales de forma consciente, y mejorar.
Y por todo ello quiero ofrecer clases y talleres, para que otros puedan beneficiarse de ello.